Una punta suele calentarse a una temperatura específica. El profesional utiliza esta herramienta para ablandar la gutapercha que se ha colocado en el conducto radicular. Una vez que la gutapercha está lo suficientemente blanda, el profesional puede cortarla y darle forma según sea necesario para asegurarse de que llene el conducto de manera adecuada y se adapte a la anatomía del diente.
Permite realizar ajustes precisos en la forma de la gutapercha y eliminar el exceso de material de manera controlada. Esto es esencial para asegurar un sellado hermético del conducto y evitar fugas bacterianas.